Mi corazón late mal,
fuerte y desacompasadamente.
Quiere reventarme el pecho
y decirme adios para siempre:
"Ahí te quedas, pringada".
Mi corazón me odia
expande veneno sangrante
que infecta mis poros
dejándome con hambre..
mucha hambre.
Gula de vida,
alimentarme hasta ser yo quien yace
inerte,
sin sístole...
sin diástole.
Probablemente no sea así
y soy yo quien lo pudre a cada golpe.
Probablemente sea yo
quien se niegue a ese latido constante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario