Un diluvio entre tus piernas,
tormenta que precede a la calma
de una respiración desatadada,
arritmica y de boca seca.
Un río entre montañas
de cumbres tersas y aterciopeladas
donde asoma un sol
de tu sonrisa
de buena mañana.
Desata con tu beso la brisa
de suaves carcajadas
por yacer como una niña enamorada
durmiendo esta noche atadas,
métete conmigo en la cama
mi reina de las montañas.
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